20 años sin José María Párraga

EL EXTRAÑO PINTOR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

..................................................................................................................................

Bodegón

Acrílico sobre tabla. 50 x 123 cm.

Colección particular

Con frecuencia, Párraga utiliza tableros de aglomerado fijados a la pared para realizar murales de mediano o incluso gran tamaño. (ver)

Casi siempre vemos en estos casos un recurso técnico que también utiliza a veces sobre muro y en obras más reducidas como ésta:

Prescinde del dibujo, cubre toda la superficie de un color oscuro, normalmente negro, y, una vez seco, aplica los colores, más claros, planos como siempre, arrastrando la pintura con brochas o cepillos sin mucha presión, para que aflore irregularmente el color inferior. Es una solución que tenemos documentada desde sus inicios, en diferentes soportes y materiales. (ver)

Al dejar un pequeño espacio sin cubrir entre cada mancha de color, Párraga recupera la línea perdida. Hemos comprobado en alguna filmación que, sobre el color inferior, marcaba el dibujo con ligeras líneas blancas de lápiz o tiza que luego cubría directamente con el color superficial.

En este caso, además, se trata de un bodegón, que no es un tema muy frecuente en su obra, quizá porque -siempre se quejaba jocosamente de ello- su maestro Garay le obligaba a pintar botijos, una y otra vez, sin salirse de una concepción académica establecida. "...chico, el botijo me vencía. Odio los bodegones." (Hoja del Lunes. 1-II-1960)

Fué su otro maestro, Mariano Ballester, el que lo animó a expresarse libremente, sin ataduras, aunque al viejo Garay siempre le reconoció el valor de la disciplina, del trabajo constante y bien hecho.