20 años sin José María Párraga

EL EXTRAÑO PINTOR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Roxana con granadas.

Esmalte sintético sobre tabla???? h. 1990

Colección particular

"1990 ha sido uno de los mejores años vividos por el pintor. "Quedé muy contento con la exposición de San Esteban, y la llegada de mi hijo me ha descubierto otra vez un mundo que ya tenía olvidado [...] Y no me importa que me digan que me he vuelto sensiblero a mis años..."" (Diario La Verdad, 5-II-1991)

Esta entrevista concedida a Antonio Arco desvela un cambio radical en la trayectoria de Párraga que, lógicamente, es apreciable en su producción:

Decide profundizar en el color, dejando a un lado el dibujo, emplea con más frecuencia que antes los esmaltes sintéticos, más incómodos y lentos de aplicar pero más resistentes y brillantes, pero sobre todo recupera las líneas suaves que transmiten la serenidad reconquistada.

Fiel siempre a su estilo reconocible, siente en estos momentos la necesidad de retratar a sus seres queridos. El retrato es un tema que no encajaba muy bien en su personalísima manera de interpretar la realidad, pero ahora se esfuerza por incorporarlo a su repertorio.

Por supuesto, Párraga no pretende reproducir mecánicamente la fisonomía del personaje: interpreta los rasgos según su propia sensibilidad.

En este caso capta a su esposa en un formato muy clásico, en "tres cuartos", y trata de centrar la atención en el rostro, pero equilibra la composición incorporando en la parte inferior derecha una poderosa mano que sostiene dos granadas, fruta que aporta una fuerte carga simbólica. Hay que tener presente que, entre otros muchos significados, la granada se ha identificado con el amor, la fertilidad, la prosperidad...