20 años sin José María Párraga

EL EXTRAÑO PINTOR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Sin título

Tinta sobre papel. 24 x 32,8 cms. Año 1963.

Colección particular

Los escasos escarceos de Párraga con la abstracción, especialmente en sus inicios, se dirigían habitualmente a los collages. Ya en 1960 admite en una entrevista lo que va a ser una constante en su obra futura: la necesidad de mantener un vínculo más o menos evidente con la figuración "Yo creo en el abstracto, aunque lo veo casi pasado. La pintura de última hora pertenece ya a un arte informal..." (Hoja del Lunes, 1-II-1960)

Párraga se postula desde sus inicios en eso que algunos han llamado "Posvanguardia": “El arte se halla desde hace tiempo en una fase posvanguardista. Ésta se caracteriza por la restauración de la categoría de obra y por la aplicación con fines artísticos de los procedimientos que la vanguardia ideó con intención antiartística” (1).

El interés que nos despierta esta pequeña e inusual obra se concentra en varios aspectos:

- El empleo de tintas, que desde muy pronto incorporó a su obra, le permitía experimentar con matices muy sutiles, imposibles de obtener con otro material.

- El encuadre en tres de los lados con un negro muy intenso, dejando "abierta" la parte inferior.

- El contraste entre las formas más o menos rectas del marco y el fondo con las tres manchas "arriñonadas" que se superponen, creando un efecto óptico de levitación, frente a la solidez vertical del resto.

- Creemos que esas formas curvas tan nítidas están obtenidas mediante máscaras, y en su interior se aplicaría la tinta presionando con algún trapo o papel empapado, repitiendo el proceso las tres veces, sin recargar la tinta, para obtener las tres intensidades (si nos fijamos en las dos formas superiores, comprobamos que las texturas responden al mismo patrón de pliegues).

(1) Peter Bürger, Teoría de la Vanguardia. 1974. pág. 113

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