José María Párraga

LOS MURALES

 

 

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“Paloma negra de la paz”

Técnica mixta
Colección particular
165 x 100 cm
1961

Esta es la segunda obra que localizamos con esta técnica y tema. En las anteriores exposiciones "Párraga. El extraño pintor" incorporamos la primera, diseñada en vertical y con un solo personaje (ver). Reproducimos aquí el texto que la acompañaba:

En Octubre de 1961, en plena escalada de tensión de la "guerra fría", la URSS probó la bomba de hidrógeno más potente que nunca se ha fabricado: "la bomba del zar".

Párraga siempre se declaró, en público y en privado, en contra de cualquier tipo de violencia o injusticia. Llegó con frecuencia a apoyar con su firma varias campañas en prensa.

El ambiente pesimista que se respiraba en todo el mundo también se dejó notar en Murcia, y podemos encontrar en la prensa, por ejemplo, un coloquio sobre la muerte, celebrado en el Aula de Cultura de la CASE, que se ambientaba con una inquietante obra de Párraga: "... en la que ocupa un importante primer plano la espeluznante silueta de un ataúd blanco, con un fondo de varios rostros sombríos y tenebrosos, asomándose doloridamente...". (Diario Línea, 5 de Noviembre de 1961)

Cayetano Molina advierte en su crónica la evidente influencia que ejerce en el joven pintor murciano el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, premiado pocos años antes en la Bienal de Barcelona, y le anima cariñosamente a encontrar pronto su estilo.

Efectivamente, las deformaciones expresionistas, obligadas por el tema, no solo recuerdan a Guayasamín: Picasso, Munch... también están presentes en este dibujo a lápiz sobre papel recortado. José María añade otros papeles negros recortados con la silueta de la "paloma negra de la paz" y la "H", y todo se compone finalmente sobre un papel traslúcido en el que añade algún texto a tinta china y rotulador.

Es una época en la que realiza multitud de collages de distintos formatos y centenares de dibujos de muy similares características. Quizá la mezcla de ambas técnicas le llevará pronto a eliminar las sombras, muy acusadas aquí todavía.

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En esta versión, Párraga recurre a una composición más compleja: el espacio se divide en tres zonas verticalmente, coincidiendo con los tres pliegos de papel cristal, y los personajes se recortan en los límites del cuadro, algo muy recurrente en la obra de José María.

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